Cada año me toca escribir cartas de recomendación a los estudiantes que he tenido previamente en mis clases. Sobre todo los estudiantes del año anterior. Y cada año, es un proceso que me trae varias emociones, sentimientos y placer. Este proceso sería mucho más fácil si sólamente tuviera que escribir una, dos cartas, pero la realidad es que tengo que escribir varias de éstas y es un proceso que toma mucho tiempo. Sobre todo cuando el año anterior tuve muchos estudiantes del 3er año del colegio.La mayor parte del escribir es un proceso muy agradable. Es fácil escribir cosas buenas de los que han sido mis estudiantes y rara vez me toca alguien que en realidad no merece que yo diga cosas buenas acerca de él/ella. Una de las cosas más difíciles es el decir 'no' cuando ellos preguntas si podría escribirles una carta. En mi carrera han sido muy, pero muy pocas veces cuando yo he dicho que no por alguna razón u otra. Es algo que es muy importante para ellos y lo menos que puedo hacer yo como maestro es escribirles esta carta para ayudarles al estar cerca de la próxima etapa de sus vidas, la universidad.
Lo único que quisiera sería que los chicos me dejaran de preguntar si les escribí sus cartas. Yo sé que la mayoría este año quieren saber las decisiones en diciembre, entonces, tengo que haberlas escrito y mandado (ya sea en Internet o por correo) antes del primero de noviembre. Entonces estos últimos días son un poco más ocupados que los anteriores en relación con la escuela, pero, se hará todo a tiempo, con calma, y todos estarán felices (aunque tal vez no felices con las decisiones de las universidades, que se encuentran fuera de mi control). Cada año, los chicos me dan sus noticias de cómo si fueron aceptados a tal universidad y como les dijeron que tienen que esperar a otras decisiones, etc. En el fin, la mayoría de ellos se ponen muy contentos al saber que ya casi están en esa próxima etapa de su vida.
¡Ya viene el primero de noviembre!
